por Mary Hiland

Nota del editor: Esta publicación forma parte de la serie titulada Blind Parenting (La crianza de los hijos por padres ciegos) creada con el fin de proporcionar a los padres con deficiencias visuales relatos de fuentes directas sobre cómo se puede criar a un niño de forma segura e independiente. En la publicación de hoy, Mary Hiland comparte la importancia de enseñar a los niños cómo interactuar con personas con baja visión y cómo crear relaciones positivas.

Reflexiones de una abuela Por Mary Hiland, abuela de cinco hermosas niñas

Comencé mi carrera de “Abuela” en 1998, cuando nació la primera hija de mi hijo. Después de un par de meses, mi hijo y su esposa decidieron salir a ver una película y mi hija, su novio y yo nos quedamos cuidando a la bebé. Los padres primerizos estaban nerviosos, por supuesto. Les hicimos bromas sobre la necesidad de que haya tres adultos para cuidar a una pequeña bebé; pero la verdad es que era la primera vez que dejaban a su pequeñita. Nos turnamos la noche entera para cargar a la niña, pero cuando mi hijo y su esposa regresaron a casa, mi nietecita estaba plácidamente dormida en mis brazos. Fue un momento de orgullo para esta abuela.

Las noches de la abuela

La familia de mi hijo, que llegó a incluir a dos niñas, vivía a unos diez minutos de mi casa; por lo tanto, una vez a la semana, los invitaba a cenar. A esta noche la llamábamos “la noche de la abuela”. Más que nada, yo cocinaba para los adultos, porque las niñas eran bastante selectivo para comer y generalmente comían papas hornadas en el microondas, pero mi hijo ayudaba a poner y recoger la mesa. Incluso actualmente, cuando vienen a casa, tenemos esta misma rutina. Yo cocino y preparo todo y luego mi hijo se asegura de que la carne esté bien hecha o que el pan esté dorado y sirve la comida.

La hora de juegos

Muchas veces después de la cena, especialmente cuando las niñas eran muy pequeñas, jugaba a “la escuela de piedras” con ellas. Es un juego sencillo que aprendí en el jardín de infancia hace unos cien años. Las dos niñas se sentaban en el primer escalón de la parte inferior de la escalera y yo extendía mis puños cerrados hacia ellas, primero a la una niña y luego a la otra, para que adivinaran en qué mano estaba la piedrita. Si tocaban primero el puño donde estaba la piedrita, podían subir un escalón o un grado escolar. La que llegaba primero al primer escalón arriba de la escalera, ganaba y se convertía en la maestra, y yo tomaba mi lugar en el escalón de abajo junto con la perdedora. Cuando era el turno de ellas de extender sus puños hacia mí, aprendieron a colocar los puños de tal manera que yo pudiese saber en qué mano estaba la piedrita. Esta puede haber sido su primera lección en entender la ceguera.

Juegos fáciles con el Braille

A medida que se iban haciendo más mayorcitas, avanzamos a juegos de cartas simples y otros juegos que compraba en las ventas de garaje. Comprar juguetes en las ventas de garaje es una buena idea porque nunca se sabe si esos juguetes caros que se pueden comprar en las tiendas les va realmente a gustar. La tiza para dibujar en las aceras y la plastilina eran muy populares, así que nos sentábamos y hacíamos nuestras propias creaciones juntas. También les invitaba a que me ayudaran a preparar la cena y ellas mezclaban la masa del bizcocho y luego me leían las instrucciones.

Poner más esfuerzo

Desesperadamente quería formar parte de sus vidas, pero muy pocas veces me invitaban a eventos escolares o deportivos. En su lugar, era yo la que las invitaba a venir conmigo a eventos que yo disfrutaba, como ir al teatro a ver El Cascanueces y El Rey León. También íbamos a producciones universitarias; generalmente, mi hijo nos llevaba y recogía, y así abuela y nietas disfrutábamos en familia, y al mismo tiempo las niñas aprendieron a caminar conmigo y ser mis guías videntes.

En realidad, los adolescentes son más fáciles

Ahora que ambas manejan, he empezado una rutina que espero nos ayude a estar unidas. Un sábado al mes, salimos a almorzar juntas. Ellas vienen, me recogen y yo pago el almuerzo. También incluyo algún tipo de actividad para que disfrutar juntas. El mes pasado, salimos de compra para comprar una muñeca para su prima de dos años. Este mes, haremos “buckeyes” (pancitos de leche rellenos de crema de avellanas y chocolate) después del almuerzo, y se podrán llevar la mitad de ellos a su casa. El mes pasado sentí que por fin había encontrado la solución y cerrado la distancia que me parecía que existía entre nosotras. Mi nieta menor, que acaba de sacar su licencia, me recogió en su carro y habló conmigo todo el camino hasta que llegamos al restaurante. Creo que fue el mayor número de palabras juntas que jamás haya hablado conmigo. Quizás sólo necesitaba un poco de tiempo conmigo a solas.

Las hijas son diferentes de los hijos varones

Mi hija se ha mantenido siempre mucho más consciente y atenta a cultivar una relación entre sus hijas y yo. Sus tres hijas me dan la bienvenida alegremente cuando llego a visitarlas. A diferencia de mi hijo, que vive cerca, mi hija vive en un otro estado. Hay que tomar dos aviones para llegar allí. No obstante, ella se asegura de que cada una de mis nietas me den un abrazo y luego nos ponemos cómodas, tomamos una taza de té y charlamos sobre todo lo que esté ocurriendo en nuestras vidas. La nieta mayor, que ahora tiene 15 años, generalmente hace el té. Comemos juntas como en familia, y usualmente jugamos a algún juego después de la cena o los domingos por la tarde. A veces jugamos a Scrabble; también tengo la versión Braille del juego de cartas Uno, y de otros juegos de cartas, así que puedo participar completamente. Compré un juego que es totalmente táctil, por lo que yo puedo jugar con las más pequeñas también. A mi hija, su hija mayor y yo también disfrutamos de salir a pasear a pie. En una ocasión, la nieta mayor y yo caminamos por un sendero cubierto de nieve, las dos solas. Mi hija nos llevó hasta allí y nos recogió a la hora que habíamos acordado.

Mi hija les ha enseñado con el ejemplo a que me digan cuando van a salir de la habitación y cuando han regresado. Me ponen las cosas en las manos, en vez de extenderlas hacia mí — han hecho esto desde chiquitas. La más pequeña aprende viendo a sus hermanas mayores, pero su mamá también le enseña. Nuestro problema más grande con la nietecita de dos años es evitar que se ponga demasiado revoltosa con mi perro guía. A mi perro le gustan los niños a distancia, probablemente porque no estamos alrededor de niños demasiado. A las niñas de mi hija les agrado y me respetan. Es una alegría estar con ellas. Hemos ido a un crucero con ellas y la hemos pasado de maravilla, y la primavera que viene, estamos planificando un viaje a Disney World junto con una convención de padres que dan clases a sus hijos en el hogar. Estoy segura de que, si yo viviera cerca de ellas, me incluirán con frecuencia en sus actividades familiares. Por este motivo, cuando llegue el momento de abandonar vivir de forma independiente, buscaré un sitio cerca de donde ellas viven.

La educación de los nietos

Como los abuelos ciegos no somos la norma, no podemos esperar que nuestros nietos hagan todo correctamente cuando están a nuestro alrededor. Se les debe enseñar a decir sus opiniones, a incluir a sus abuelos en sus actividades y a no tenerles miedo simplemente porque son un poco diferentes. Se les debe enseñar que sus abuelos ciegos son primeramente sus abuelos y que los deben tratar como a cualquier otro abuelo, con amor y respeto. Pienso que los padres de nuestros nietos tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos, al igual que nosotros les enseñamos a ellos cuando eran pequeños. Enseñamos al público en general todos los días, entonces es razonable que no nos olvidemos de enseñar a nuestras propias familias también. En cuanto a mi parte en esta interacción, me esfuerzo por ser honesta sobre mi ceguera y no dejar que se convierta en un obstáculo para una relación feliz.